John Donne - Los buenos días

¡Buenas tardes blogosfera!

Primero de todo, quiero comentar que estoy con exámenes hasta arriba y, por lo tanto, no tengo apenas tiempo para echar un vistazo por estos lares. Así que, este fin de semana, espero poder ponerme al día, tanto con mi blog, como con los vuestros, que ya hay ganas. También, aprovecho para maldecir a aquel que decidió que nuestra inteligencia, se midiera mediante exámenes de una hora y media. Y sin más dilación, me dispongo a hacer esta entrada, porque sinceramente necesitaba escribir algo YA.

John Donne, uno de los poetas metafísicos inglés más importante de los siglos XVI y XVII. No voy a hacer un resumen de su biografía porque para eso está Wikipedia y yo ando muy liada jajajaja. No obstante, si quiero contar algo de su vida, que a mí me ha parecido interesante debido a que soy una romántica sin remedio.

John Donne se enamoró de Anne More, nieta de un destacado miembro de la corte inglesa, y se casó con ella en secreto en 1601. Cuando su suegro se enteró, utilizó sus contactos e influencias para meterlo en la cárcel, de hecho, también se encargó de encarcelar a dos amigos suyos, el que ofició la boda y el testigo de la misma. Por supuesto, este acto de amor, llevó a Donne a tener que hacerse a la idea de que no podría progresar en su carrera de ningún modo. Cuando Donne salió de la cárcel y regresó con su esposa, ambos pasaron muchas dificultades económicas hasta que Donne recibió la dote de Anne tras reconciliarse con su suegro.

Y ahora sí, pasemos a hablar de su poema “The Good-Morrow” o en español “Los buenos días”. Este se recoge en su colección de “Canciones y Sonetos” publicada en 1633. Tengo que decir, antes de nada, que este poema tiene distintas traducciones. Esta que escribo, es la que más me gusta. Además, las últimas siete líneas, que para mí son las más bonitas, aparecen en la película “Tristán e Isolda” de 2006. Aprovecho para recomendarla a todas aquellas personas que, como a mí, les encanten los amores idílicos y trágicos como el de Romeo y Julieta.

¿Qué hicimos, a fe mía, hasta el instante de amarnos?

¿Apenas habíamos empezado a vivir hasta entonces?

¿Absorbíamos puerilmente los placeres encendidos del campo?

¿O roncábamos en la cueva de los siete durmientes?

Así fue; pero eran fantasías todos esos placeres.

Siempre que descubría alguna belleza

Y la deseaba, eras tú a la que anhelaba en mis sueños.

Y ahora buenos días a nuestras almas que despiertan,

Que se observan una a otra sin miedo;

Por amor todo amor sobre otras miradas prevalece,

Y construye un pequeño refugio en cualquier parte.

Que los descubridores de mares visiten nuevos mundos,

Que mundos sobre mundos a otros los mapas les enseñen,

Déjennos conquistar un mundo;

Cada uno posee el suyo, y es solo uno.

En tus ojos mi rostro, en los míos el tuyo,

En los rostros descansan los corazones fieles;

¿Dónde podríamos encontrar dos hemisferios tan perfectos

Sin un norte definido, sin un occidente declinante?

Aquello que muere no estaba mezclado con igualdad;

Si nuestros corazones son uno, o nuestro amor semejante

Ninguno desfallecerá, ninguno morirá.

¿Qué os parece el poema, lo conocíais? ¿Y al autor? ¿Habéis visto la película? Que levante la mano el que sufre por los exámenes y no por amor.

Pronto mi agonía terminará y podré ponerme al día con vosotr@s, I promise.